Época: cultura micénica
Inicio: Año 1600 A. C.
Fin: Año 1500 D.C.

Antecedente:
La cultura micénica

(C) Jacobo Storch de Gracia



Comentario

La aclimatación y el dominio del territorio griego por parte de los aqueos, a lo largo del Heládico Medio, les conducirá a un enriquecimiento considerable, tal como se puede apreciar por la construcción y los ajuares presentes en sus tumbas, únicos restos arquitectónicos que se conservan del período Micénico Antiguo, entre 1600-1500. Los lugares de hábitat están ocultos bajo las reconstrucciones de las etapas posteriores, cuando no han sido destruidos por estas obras, y aún no están fortificadas.
Las tumbas de fosa o de pozo están concentradas, formando grupos en el exterior de la ciudad. Estas tumbas familiares son conocidas a través de los conjuntos de Lerna, Corinto o Afidna, en el Atica, pero los ejemplos más monumentales son los llamados círculos de tumbas de Micenas. El más antiguo y alejado de la acrópolis es el Círculo 8, fechado entre 1600 y 1550. Se trata de un conjunto de 24 enterramientos: 14 tumbas de pozo (shaft graves), 9 cistas y una tumba de cámara. Esta última es más tardía (del siglo XV), excavada en la roca y cubierta con piedras talladas en aproximación de hiladas, dando lugar a un techo a doble vertiente. A la tumba se accedía a través de un corredor o dromos y constituye uno de los precedentes de las posteriores tumbas de cámara o thóloi.

El Círculo A de tumbas estaba también en el exterior de la ciudad, hasta que con la ampliación de sus murallas, después del año 1300, quedó incorporada a la misma, tal como se puede ver hoy día. Contaba con seis profundas fosas con sus muros de mampostería, además de varias tumbas del Heládico Medio, que se extendían colina abajo y muchas de ellas destruidas con la construcción de las fosas principescas del Micénico Antiguo. Las fosas estaban señaladas mediante estelas hincadas en el suelo y rodeadas de un muro circular; éste fue modificado y reconstruido tras la ampliación de la ciudad, a cuya fecha corresponde el actual doble muro de placas de caliza que, en un principio, a Schliemann le pareció la estructura del ágora de Micenas. Con sus excavaciones, puso al descubierto los riquísimos ajuares correspondientes a las 19 personas allí enterradas, de dos a cinco por tumba: nueve hombres, ocho mujeres y dos niños.

Con las excavaciones del Círculo B, realizadas en 1951-52 y de un modo más minucioso que las de Schliemann, se ha podido conocer mucho mejor la técnica constructiva de estas fosas. Primeramente se excavaba en la roca un pozo rectangular de hasta 5 metros de profundidad; luego se recubrían las paredes con unos muros de piedras pequeñas o ladrillos hasta una altura de 1 a 1,5 metros. Sobre el suelo cubierto de guijarros se depositaba el cadáver, cubierto materialmente por su ajuar: ofrendas de alimentos, joyas, armas, cerámicas, etc. La tumba se cerraba por medio de vigas de troncos apoyadas en los muretes y una cubierta de ramaje y barro. Por último, se rellenaba la fosa con tierra hasta formar un pequeño montículo sobre ella, en el que se clavaba una estela de piedra. El proceso se repetía en cada tumba o en las reutilizaciones, en cuyo caso se apartaban las ofrendas y los restos del enterramiento (cuando no eran saqueadas, como en alguna fosa del Círculo B o en los posteriores thóloi) con el fin de dejar espacio para el nuevo difunto. Con la enorme acumulación de tierra y piedras sobre las tumbas de fosa y el cambio de ritual funerario y la construcción de las tumbas de cámara, hacia 1500, los pozos y sus ajuares fueron olvidados y, gracias a ello, escaparon al pillaje.

Hoy día sorprende enormemente la riqueza que llegaron a acumular los príncipes de Micenas en sus ajuares funerarios. Una de las más ricas, la tumba IV del Círculo A, contenía más de 400 objetos, a repartir entre los cinco enterramientos (tres hombres y dos mujeres): 3 máscaras, 2 coronas, 8 diademas, 1 collar, 3 brazaletes y 2 anillos, todo en oro; 27 espadas y otros 16 pomos, en bronce, marfil, oro, alabastro y madera; 5 dagas y 6 pomos más; 16 cuchillos y 5 navajas de afeitar; 7 vasijas de oro, 11 de plata, 22 de bronce, 3 de alabastro, 2 de loza y 8 vasos cerámicos, 2 ritones de oro (rhyta), 3 de plata y 2 más de huevo de avestruz; un peine de oro y marfil; una figura de plata de un escudo en forma de ocho; dos sellos de plata; 683 láminas de oro recortadas en varias formas y repujadas; botones y cintas de tahalíes en oro; 38 puntas de flecha, 92 colmillos de jabalí (restos de cascos de guerra); 1 hacha; 1 tridente; 2 piedras de afilar; nudos sagrados minoicos de loza; 9 cuentas de amatista del Peloponeso y 1.290 cuentas de collar de ámbar báltico; un tablero de juego de loza y cristal; e innumerables restos de tejidos, vasijas metálicas deshechas, remaches, clavos, alfileres, fragmentos de marfil y de espadas de bronce, además de fragmentos de objetos en madera.

La procedencia de los objetos citados, así como los diversos estilos artísticos muestran un amplio contacto comercial del mundo micénico con territorios muy alejados entre sí, desde Centroeuropa hasta Egipto, y desde Anatolia y Mesopotamia hasta Creta. La última de estas tumbas de fosa del Círculo A está datada poco antes del 1500. Con posterioridad a esta fecha se construye la tumba de cámara del Círculo B arriba citada.